Ewan McGregor, aristócrata en Moscú

Cuando en abril de 2018 se publicó la noticia de que Kenneth Branagh sería el protagonista de la adaptación televisiva de Un caballero en Moscú , la exitosa novela del escritor estadounidense Amor Towles, para muchos resultó una decisión natural, ya que uno podía visualizar fácilmente a su Hércules Poirot trasplantado a la capital de la Unión Soviética en los años posteriores a la revolución de octubre.

Sin embargo, aquel proyecto se estancó, Branagh tuvo que dedicar todo su tiempo a completar su trilogía de Agatha Christie y recién en 2022 la serie volvió a revivir, cuando se supo que Ewan McGregor había aceptado encarnar al conde Alexander Ilych Rostov, un noble ruso que tras la llegada de los bolcheviques es perdonado por las nuevas autoridades que buscan ejecutarle por haber escrito antes del triunfo de Lenin un poema que muchos revolucionarios han tomado como bandera. La miniserie de ocho episodios se estrenó en Estados Unidos a finales de marzo, convirtiéndose en un éxito instantáneo gracias a la soberbia interpretación del actor escocés, quien brilla en un papel que parece hecho a su medida.

En la historia imaginada por Towles, y que SkyShowtime estrena este jueves 18 en España, Rostov es un bon-vivant que nunca ha trabajado en su vida, pero posee un paladar exquisito y una cultura general desbordante. Cuando las autoridades le confinan a permanecer de por vida dentro de las instalaciones del exquisito hotel Metropol, al que se había mudado después de perder su casa, con la consigna de que si sale de allí le fusilarán de inmediato, el aristócrata no tiene problemas en ajustarse a la situación, aún cuando le han quitado todas sus posesiones y en lugar de su suite le dan un pequeño altillo construido para el personal de servicio.

El conde disfruta de las comidas que le dan gratis en el restaurante de cinco estrellas, en donde mientras dure el almuerzo o la cena será otra vez un privilegiado. Una niña de 9 años, Nina (Alexa Godall), que conoce todos los recovecos del lugar le tomará como un padre adoptivo ya que el suyo trabaja a todas horas y encontrará a una amante en la actriz Anna Urbanova, interpretada por la esposa en la vida real de McGregor, Mary Elizabeth Winstead.

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En el primer episodio, el conde aparecerá con un bigote muy llamativo, que Ewan dejó crecer durante la pandemia, pero tendrá que recortarlo cuando en la barbería del hotel un cliente ofuscado le de un tijeretazo como forma de protesta. El cambio capilar en su rostro reflejará también su transformación social.

Poco a poco Rostov encontrará amigos en quienes trabajan en el hotel, y aunque siempre defenderá a su clase, particularmente a un príncipe en aprietos que ahora se gana la vida tocando el violín, se convertirá en una figura querida por todos, incluso por quien debe vigilarle permanentemente, Osip (Johnny Harris).

Quienes vean la serie no deben buscar en ella un reflejo de como era Moscú en los años veinte. Si bien el hotel Metropol sigue siendo hoy uno de los mas lujosos del mundo, cuando transcurre esta historia había sido expropiado y convertido en la Segunda Casa de los Soviéticos, en donde se alojaban los burócratas.

Rostov nunca existió y ni Ben Vanstone, creador de la serie, ni Sam Miller, director de varios episodios, se preocuparon demasiado por la fidelidad histórica. Aún así, lo logrado en el rodaje realizado en diferentes locaciones en Inglaterra como Manchester, Liverpool y Leeds si retrata el glamour de una época pasada y el trabajo de McGregor seguramente será reconocido por los Emmys, un premio que ya ha ganado en 2021 por Halston y al que fue nominado en otras cuatro ocasiones.

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