El derbi de las mil caras

Hinchas del Betis, en el Villamarín.

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El Villamarín enciende sus luces para acoger otro derbi sevillano y elevarlo hasta el cielo (sigue el partido en directo en AS.com). Betis y Sevilla se cruzan en este cierre de campaña con algunas cosas por hacer y otras casi hechas. Hay un sueño europeo en los verdiblancos y ansias de respiro en los nervionenses. Pero en un derbi siempre hay mucho más. Y el de hoy muestra un escenario de mil caras. La de Pellegrini y sus campanas de vuelo tras dos rachas antagónicas que lo llevan del infierno a la gloria. La de Quique y las incertezas de su mañana después de disfrazarse de salvador sin terminar de enamorar a nadie. Betis y Sevilla quieren ser más. El primero quiere saber si es capaz. El segundo pretende averiguar si puede volver a serlo.

Los equipos sevillanos temblaban hace unas semanas. Dos triunfos seguidos del Betis y tres del Sevilla para que las esperanzas ganaran a los miedos. Y ahora la batalla será entre ellos. Con Europa mirando de reojo a los de Pellegrini mientras su eterno rival camina con más pausa tras sentir que la quema ya no es tan real. Hay poco que perder en ambos. Por mucho que un derbi siempre multiplique la felicidad o incremente los daños. Lo sabe bien Pellegrini, incapaz de ganar al Sevilla en Liga desde que llegó al Betis. Sus otros logros, en días así, se llenan de sombras.

También habrá mil caras sobre el césped. Hay dos amigos convertidos en líderes aunque no lleven el brazalete de capitán. Lo son en la práctica. Isco y Sergio Ramos impusieron su magia y su carácter para elevar el nivel de Betis y Sevilla. El malagueño baila en cada duelo bajo la sintonía que le entrega Pellegrini, el hombre capaz de convencerlo para volver a ser el que era antes de ese paso olvidado por Nervión. El camero disfruta de su presente en casa sin desvelar su plan de futuro, si es que lo tiene. Entre ellos hay otros invitados capaces de inscribir sus nombres en la historia de un derbi. Ayoze llega lanzado y Bakambu pretende certificar que su llegada se dio para momentos como éste. En-Nesyri mira a Isaac Romero para comprender que junto a él todo es posible. Es la dupla que sostiene el plan de Quique.

En las pizarras, quizás infravaloradas en este tipo de envites, también habrá pasión. Pellegrini no cambiará demasiado respecto al choque de Mestalla. Guido y Johnny Cardoso unidos en el afán de romperlo todo rápido. Fornals para volar y la dirección de Isco para que el Villamarín sueñe. El balón debería ser para ellos, quizás porque Quique así lo quiera también. El Sevilla llega con una medular en cuadro que expone la soledad de Soumaré. Hay otra oportunidad para Agoumé mientras Suso quiere el sitio que no tiene desde hace semanas. Los carriles, posiblemente con Navas y Ocampos, deben justificar ese sistema que lanza a sus arietes a una batalla infinita. El Sevilla sabe que una victoria no salvará su presente, pero sí dibujará una sonrisa en la antesala de su revolución. La que el Betis quiere evitar sosteniendo la fe de Pellegrini en su cuarto proyecto.

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