El aceite de freír alimentos también sirve para cargar la batería de coches eléctricos

La expansión del coche eléctrico avanza rápidamente, aunque aún no ha alcanzado la madurez suficiente como para convertirse en el sustituto real del vehículo convencional de motor de explosión. Si bien es cierto que la Comisión Europea ha fijado para 2035 el fin de la venta de coches de combustión, aún hay que ver cómo se resuelve uno de los mayores obstáculos a los que se enfrenta actualmente el coche eléctrico: la escasa y desigual implantación de infraestructura de recarga.

Esta cuestión, sumada a la limitada autonomía de buena parte de los modelos ofertados, supone un verdadero problema cuando decidimos salir de los núcleos urbanos y nos dirigimos a zonas más despobladas donde los cargados no abundan y las probabilidades de llegar a destino con batería se reducen en picado. Para hacerte una idea más concreta, el mapa de Electromaps muestra todos los puntos de recarga pública para vehículos eléctricos que hay alrededor del mundo.

La realidad es la que es, pero a veces hay que hacer de los problemas virtudes y eso es precisamente lo que ha hecho Jon Edwards, un ingeniero jubilado que ha creado BiØfil, una estación de carga eléctrica que funciona con aceite para cocinar ya usado. Vamos por partes.

Tal y como se puede ver en el mapa, Australia tiene un número de cargadores muy bajo en comparación a Europa. Esto se explica, no solo porque gran parte del territorio esté conformado por extensas llanuras deshabitadas, sino porque además el Gobierno federal australiano continúa promoviendo los combustibles fósiles en vez de alentar las energías renovables. De hecho, en Victoria, desde el 1 de Julio de 2021, todos los conductores de coches eléctricos matriculados en ese estado deben pagar 2.5 centavos de dólar australiano por km, con la excusa de la necesidad de contribuir en el mantenimiento de las rutas, como hacen el resto de coches de gasolina o diésel con los impuestos sobre los hidrocarburos.

Es en ese contexto donde nace la iniciativa de BiØfil. Según explica Edwards, hay un tramo de 720 kilómetros de la autopista Eyre (carretera que une la Australia Meridional con la Australia Occidental y que pasa por Nullarbor Plain, una gran extensión de terreno llano y árido) que no dispone ni de un solo cargador rápido, lo que imposibilita la circulación de vehículos eléctricos por esa zona. O al menos así era hasta ahora. Edwards inició una campaña crowdfunding con el objetivo de financiar un cargador rápido de 50kW alimentado con el aceite vegetal que sobra de las freidoras del restaurante Caiguna Roadhouse. Y lo consiguió. A día de hoy, la campaña ya cuenta con más de 70.000 dólares australianos (más de 40.000 euros).

¿Cómo funciona?

Tal y como explica Edwards, el aceite de la freidora proviene de cultivos de semillas, como la canola o el girasol. Las plantas absorben el CO2 y la luz solar para producir el aceite que se utiliza comercialmente para las freidoras. Una vez se ha utilizado, este se convierte en un producto de desecho. Y es aquí donde BiØfil entra en juego. Mediante un generador se extrae la energía del aceite usado y se utiliza para cargar los vehículos eléctricos. Esta metodología es beneficiosa para el medioambiente porque realiza un proceso neutro: el CO2 producido es el mismo que el absorbido. Las plantas capturan el CO2 antes de crecer y nosotros cogemos el aceite que generan, y al quemarlo generamos CO2. Pero este, al final, vuelve a ser absorbido por las plantas, con lo cual el balance es cero, no estamos aumentando la cantidad de este gas en la atmósfera.

.@Tesla #ModelS being charged by a #BiØfil being towed by a #ModelX which is being charged by another BiØfil at #Merreden on the way to #SouthernCross, #Norseman and finally to #Caiguna #WesternAustralia (Footage taken Monday 10 January 2022) pic.twitter.com/wmB66VjF15

— Tesla Owners Club Western Australia (@tesla_wa) January 17, 2022

La estación de carga empezó a funcionar el pasado 16 de enero y ya son muchos los vídeos y publicaciones que se pueden encontrar por internet celebrando la iniciativa. De hecho, gracias a BiØfil, Polestar ha conseguido cruzar Nullarbor Plain con su sedán Polestar 2.

Según informan desde la campaña crowdfunding, con el dinero conseguido ya se han podido abrir dos estaciones de recarga más de 25 kw en Balladonia y Madura, lo que ha reducido a menos de 200 km la distancia entre los puntos de carga de estas dos regiones.

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