El 'síndrome de la chica buena', un patrón de comportamiento que podría ser la causa de la insatisfacción vital de muchas mujeres

“El síndrome de la chica buena”. Mi ceño se frunció al leer por primera vez estas palabras que rápido asocié a una enfermedad femenina o algo por el estilo. Así se lo transmití a Marta Martínez Novoa, la psicóloga que acaba de lanzar al mercado un libro con ese mismo título y con quién he tenido la oportunidad de charlar unos minutos para que me contase en qué consiste este síndrome de manera más profunda.

Ella me explicó que por muy lejano que me sonase el término de “chica buena” -enmarcándolo en este contexto, claro- probablemente conozca a más de una mujer de mi propio entorno que se ciña a esta definición. Y no, Marta no se refería a la bonhomía propia de muchas de nosotras si no más bien a una actitud, a un patrón de comportamiento que silenciosamente podría estar haciendo muy infelices a quienes lo padecen que, en su mayoría, son mujeres. Esto es lo que me contó sobre el síndrome.

Marta Martinez Novoa.

¿En qué consiste el síndrome de la chica buena?

Este síndrome no es una enfermedad ni mucho menos. Es un patrón de comportamiento que se basa en anteponer las necesidades de los demás a las propias, en anteponer la opinión de los demás a la nuestra. En estar muy centradas en ser hiperresponsables para alcanzar una perfección que nunca llega y todo esto con el objetivo de sentirnos válidas.

¿Por qué nos afecta principalmente a las mujeres y no a los hombres?

Hay hombres a los que también les afecta pero las mujeres estamos filtradas por unos mandatos de género que están asociados al constructo de la feminidad, es decir, al final los seres humanos tendemos a reducir y simplificar todo para hacer más fácil la realidad y muchas veces reducimos asignando unos estereotipos a un grupo determinado de personas. Hay ciertas características a la feminidad que tienen que ver con la complacencia, la dulzura, la responsabilidad, fragilidad, corrección… Todas ellas son justamente las que encajan con el patrón de la chica buena. Por eso nosotras somos las que más estamos abocadas a sufrirlo a pesar de que también hay chicos que lo sufren pero que por mi experiencia suelen ser aquellos que su entorno suele estar más feminizado, más relacionado con el ámbito del cuidado, etc.

¿Por qué te lanzas a escribir un libro desarrollando las características propias de este síndrome?

La idea surge porque lo veo mucho en consulta. He notado que venían muchas mujeres con una sensación de insatisfacción vital que aparentemente no estaba provocada por nada. Te parabas a profundizar un poco y veías que ellas no tenían espacio en su propia vida. Es algo difícil de identificar porque está muy normalizado en nuestra sociedad pero lo reflejan muy bien las típicas frases de: qué buena eres, calladitas estás más guapa, siéntate como una señorita… Conductas de complacencia hacia los demás muy reforzadas. Por eso he pensado que era buena idea escribir sobre ello, para que veamos los problemas que esto nos trae.

¿A qué tipo de mujeres afecta?

Hay un tipo de perfil de chica buena que en principio no nos pega nada. Ese perfil de madre en sus 40-50 años que dice: “no me he sentado todo el día”, “el día que yo me vaya qué vais a hacer…”Son perfiles que no encajan porque vemos en ellos cierta hostilidad pero realmente hay un patrón de chica buena porque son personas que viven para el cuidado de los demás y que no conectan absolutamente nada con qué necesitan ellas.

¿Este patrón de comportamiento te puede amargar la vida?

Absolutamente y deteriora la salud mental un montón porque suele hacer bastante mella en la autoestima porque no llegamos a todo, es imposible, y eso genera unos sentimientos de frustración y de culpa que pueden llegar a afectar mucho. Luego además al estar pendiente de todo y no haber descanso mental, no hay un funcionamiento cognitivo óptimo y es por eso que a menudo nos sentimos torpes y que no estamos dando el 100% de nosotras.

¿Qué podemos hacer para huir de este síndrome?

Trabajar el autocuidado, la autoestima, ponerse límites… Pero claro, vivimos en una sociedad que todavía eso lo penaliza. Que si te centras en el autocuidado eres egoísta, que si te priorizas eres mala, etc. Entonces probablemente nunca nos podremos liberar del todo pero sí al menos conocerlo nos servirá para protegernos y sobre todo poner ciertos límites.

¿Cómo podemos identificar si lo padecemos o no?

Hay varios síntomas claves:

• Notar si estás anteponiendo las necesidades de los demás a las propias.
• Ver si tienes dificultad para tomar decisiones.
• Reprimir emociones. Por ejemplo, la ira.
• Evitar el conflicto.
• Ser personajes secundarios de su propia vida.

¿En qué etapa de la vida de la mujer se sufre más con este síndrome?

En todas se sufre pero sí que es cierto que depende en la fase en la que estemos somos más conscientes o menos. En la edad adulta, cuando empiezas a adquirir de manera natural más responsabilidades y tienes más exigencia también crece la autoexigencia. Es entonces cuando creo que explota todo a través del aumento de la frustración y de la culpa por no ser capaces de llegar a todo.