¿Qué sucede si caminas descalzo en el piso frío? ¿Puedes enfermar de resfriado?

Con la llegada del otoño, surge la preocupación común sobre la prevención de resfriados, y entre las creencias arraigadas, destaca la idea de que andar descalzo en superficies frías puede ser el pasaporte directo hacia un resfriado. 

Pero, ¿hay fundamentos científicos detrás de esta afirmación o es simplemente un mito perpetuado por generaciones?

Aunque el refrán popular advierte que “cogerás catarro por andar descalzo”, diversos estudios científicos desentrañan los misterios de esta creencia. La realidad es que el frío no penetra directamente por los pies para causar resfriados.

La verdadera raíz de los resfriados radica en la transmisión de virus, no en la temperatura ambiente ni en la exposición de nuestros pies al frío.

La exposición al frío puede debilitar temporalmente el sistema inmunológico, pero esto no es suficiente para contraer un resfriado.

La vulnerabilidad a infecciones virales respiratorias aumenta con bajas temperaturas, ya que el frío contribuye al secado y fragilidad de la mucosa nasal, disminuyendo su eficacia como barrera contra virus. Además, los virus se vuelven más resistentes en ambientes fríos debido a su cubierta lipídica.

Es importante aclarar que el resfriado no se “agarra” a través de la piel de los pies. La transmisión ocurre a través de las mucosas, y caminar descalzo sobre un suelo frío no es un factor determinante para contraer un resfriado.

La sensación de pies fríos en invierno tampoco es una garantía de resfriado. Factores como la salud general, la inmunidad, la higiene personal y la genética desempeñan un papel crucial en la susceptibilidad a los resfriados. La sensación de frío en los pies se debe a la constricción de los vasos sanguíneos en climas fríos, lo que reduce el flujo sanguíneo hacia las extremidades, incluyendo los pies.

Andar descalzo en invierno no es la causa directa de los resfriados. La prevención eficaz radica en medidas como la higiene personal, la inmunización, y el evitar el contacto directo con personas infectadas. Desmitificar estas creencias populares es esencial para promover un enfoque más informado hacia la prevención de enfermedades respiratorias.