Cómo saber cuándo hay que cambiar las ruedas
Cómo saber cuándo hay que cambiar las ruedas
A los neumáticos se les presta mucha menos atención de las que se debería, básicamente porque siendo el único elemento que mantiene el coche en contacto con el suelo, son clave en la seguridad. Es por eso que todo el mundo debería saber cuándo hay que cambiar las ruedas. Para ello ha varios aspectos que se pueden considerar.
El más importante, principal y también uno de los más sencillos de comprobar es el de la profundidad del dibujo del neumático.
Si ésta está entre los 4 y los 8 milímetros, el rendimiento de la rueda es el óptimo, aquel con el que fue concebido. No es recomendable apurar a menos de dos milímetros, pero la legislación hace que pueda ser legal circular con el dibujo a 1,6 milímetros.
¿Cómo comprobar que está a ese nivel? De la manera más sencilla posible: utilizando una moneda de un euro. Hay que introducirla de manera vertical en el dibujo y, si la goma cubre más allá del aro exterior dorado, significa que el neumático todavía está en los límites legales y no es necesario cambiarlo.
Al menos desde el punto de vista de la legalidad, pero desde el punto de vista práctico, lo cierto es que el rendimiento no será tan bueno como si la hendidura es más profunda, perderá prestaciones e incluso pueden generarse con más facilidad situaciones de peligro en ocasiones de lluvia, con el aquaplaning.
Señales que pueden indicar que ha llegado el momento de cambiar las ruedas
La profundidad del neumático es un aspecto clave en el funcionamiento del neumático, pero no es el único que hay que vigilar para ver si toca reemplazarlo.
Un indicativo de que ha llegado el momento es si la rueda está cristalizada o tiene grietas, algo que puede comprometer la integridad estructural del neumático y disminuye la seguridad.
Otro es que el neumático pierda aire y tienda a deshincharse. En ese caso lo lógico normal es que tenga algún pequeño pinchazo o incluso algún trozo de la cubierta arrancada, que no se vea a simple vista. Si ocurre, es momento de ir al taller para repararlo, si es posible, o para cambiarlo directamente.
También suele ser mal indicativo el hecho de que a altas velocidades el coche vibre más de lo normal. Puede ocurrir por varias causas, pero las más habituales tienen a los neumáticos como protagonista: deformación irregular de los mismos, mal estado, alineación incorrecta, etc.
Por último, además de estas comprobaciones particulares, también hay unas líneas maestras que se aplican en general a todos los neumáticos, aunque varían entre marcas. Lo normal es que se recomiende el cambio cada 30.000 o 40.000 kilómetros, en función del uso y desgaste, y, que de no recorrer tales distancias, se empiece a sopesar el cambio a partir de los 5 años.