Candela Peña y el reto de 'El caso Asunta': "No soy la misma actriz que antes de este papel"

MADRID, SPAIN – APRIL 25: Candela Peña attends the presentation of “El Caso Asunta” at Conde Duque Center on April 25, 2024 in Madrid, Spain. (Photo by Borja B. Hojas/Getty Images)

Dice Candela Peña que no ha perdido la ilusión de esa niña de Gavà que se colaba en el cine e imaginaba que algún día podría ser como los personajes que veía en pantalla. La actriz, ganadora de tres premios Goya, ha construido una carrera con papeles y proyectos memorables, desde Princesas a Te doy mis ojos, Todo sobre mi madre, Días contados o la jueza de la serie Hierro. Ahora encarna a Rosario Porto, la madre acusada y condenada por la muerte de su hija, Asunta Basterra, en uno de los casos más escabrosos y mediáticos de los últimos años. Para este papel la actriz tuvo que pelear hasta que accedieron a hacerle un casting. En un primer momento, Peña iba a interpretar a una de las policías del caso pero ella insistió en optar al personaje de esa madre depresiva, medicada y también indescifrable que tanto le atraía. Finalmente se preparó la prueba y consiguió un papel que le ha permitido trabajar en un registro completamente diferente.

“A mí los personajes también me cambian. O sea, yo no soy la misma actriz que antes de interpretar a Rosario Porto, te lo garantizo. Yo ahora me pararía más a pensar en cómo reaccionamos como sociedad frente a un caso como el de Asunta o como el de ahora de Daniel Sancho. Creo que deberíamos ser responsables y que ni el peor acto que hace una persona define a una persona. Somos un libro todas las personas y si nos tomáramos la molestia de escuchar y de saber todo lo que hay detrás de alguien, sería mejor”, explica sobre lo que ha aprendido en este largo proceso, más de 10 meses, en el que ha intentado desentrañar y entrar en la cabeza de esta mujer, una abogada de familia acomodada que se casó con el periodista bilbaíno Alfonso Basterra y adoptaron a Asunta. La miniserie cuenta a lo largo de seis capítulos la situación de este matrimonio roto desde que denuncian la misteriosa desaparición de su hija hasta que se sientan en el banquillo como principales acusados de haberla drogado y matado.

Ese arco narrativo, que reconstruye los meses previos y todo el proceso de investigación, ayuda a trazar un perfil de la tóxica relación que tenía la pareja, ya separada, de sus problemas psicológicos y del uso continuado de fármacos. “La salud mental es algo importantísimo. Es algo que a mí me interesaba mucho. Muchísimo. Yo nunca he tomado benzodiacepinas, pero esta mujer había días que consumía más de diez orfidales. No las he consumido nunca. Entonces, poder construir un estado en el que ella se mantuviera ahí, lo único que me requería era mucha concentración. Yo es que me ponía la peluca y hacía como ‘Lluvia de estrellas’. Me despedía hasta las 12 horas porque me costaba mucho entrar y salir de esa maraña que aparte mientras más entraba, también más me apetecía estar ahí”, cuenta. Todo el trabajo de vestuario y caracterización le han ayudado para acercarse a este personaje, del que contaba con mucha documentación e imágenes, pero también, admite, había mucho riesgo de caer en la caricatura.

Tanto ella como Tristán Ulloa componen unas interpretaciones apabullantes sobre las que se sostiene toda la serie. Más allá del trabajo con el acento y la voz, hay toda una transformación corporal que hace ver a los personajes y no a los actores. Ambos adoptan una fisicidad llena de gestos, detalles y movimientos que contribuyen a transitar por los diferentes estados mentales, de la ambigüedad al desconcierto y la explosión dramática. “Teníamos muchos videos de cómo eran, de cómo caminaban, de cómo se movían, de gestualidad e intentar mimetizar ciertos gestos. Cuando tienes ese material es muy valioso para desde lo externo llegar a lo interno. Son caminos que puedes hacer desde dentro para afuera o de afuera para dentro. En este caso había una corporalidad que a mí me hablaba de un lenguaje y de una forma de ser y de una constricción y de un callarlo todo y de un contenerlo, contenerlo y tragar, tragar, tragar, tragar carros y carretas. Y este hombre en algún momento tiene que saltar, tiene que reventar eso por algún sitio”, dice el actor.

Ambos actores han congeniado durante el rodaje y todos los ensayos previos, y eso se nota en pantalla a la hora de representar esa turbia relación de dependencia. “Voy a decir un poco terrible, pero hay un tipo de compañero heterosexual que como te vea como mujer fuerte, tú le supones una amenaza. Tristán, no. Nosotros somos Thelma y Louise. Somos Thelma y Louise en el Cañón del Colorado. Yo lo he mirado y no ha hecho falta decir nada. Me ha cogido la mano y nos hemos tirado por el barranco. Es el compañero que me ha dicho las cosas más hermosas del mundo”, le elogia la actriz, y su compañero también tiene unas palabras para ella. “Cuando levantaba la mirada me encontraba con los ojos de Candela y para mí, aparte de ser una de las más grandes actrices de su generación de este país, es levadura pura. Es una tipa que si un día vas que no te sientes seguro como actor, la miras a ella y dices, uy, esto va a ir como un tiro. Porque es una mujer que te devuelve todo multiplicado por diez, que ya solo con mirarla tienes la mitad del trabajo hecho. Es una pasada tener una compañera así, yo he disfrutado mucho currando con ella”, añade.

La ficción, producción de Bambú creada por Ramón Campos, Jon de la Cuesta, Gema R. Neira y David Orea, examina no solo lo que pasaba en ese matrimonio y en esa casa, sino todo el proceso policial, judicial y mediático, que no estuvo exento de polémicas E irregularidades. Javier Gutiérrez, María León, Raúl Arévalo, Alicia Borrachero y Francesc Orella completan el reparto de esta miniserie que no pretende arrojar luz -hay aún muchas teorías sobre el móvil del crimen y en Santiago, dicen los actores, cada persona tiene una- ni buscar el morbo, sino que utiliza todo el material, el sumario y las grabaciones para ficcionar de forma elegante una historia sobre la condición humana, la justicia y nuestra posición como sociedad.