Álvaro Gómez: “Las motos son el único vehículo cuya mortalidad tiene una tendencia creciente”

Las cifras de mortalidad de los motoristas en el último ejercicio precipitaron el debate en torno a la siniestralidad de este colectivo, pero la tendencia ya preocupaba en la Dirección General de Tráfico (DGT). El director del organismo, Pere Navarro, ya lo advirtió el verano pasado al desgranar los datos de 2022: “Atención con los motoristas. Uno de cada cuatro fallecidos el año pasado iba en moto. [Las motocicletas] son el 15% del parque y el 25% de los fallecidos. Esto marca un cierto mensaje”.

Meses después, del director del Observatorio Nacional de la Seguridad Vial, Álvaro Gómez, amplía la perspectiva, porque el problema viene de atrás y se ha agudizado. “Las motos son el único medio de desplazamiento cuya mortalidad tiene una tendencia creciente en los últimos 10 años”, advierte Gómez, que remarca el crecimiento rápido de la moto después de la pandemia.

“Tenemos un mercado de la moto que está vivo y está activo y está creciendo, y tenemos un medio de transporte muy vulnerable. Si no tomamos medidas, va a ser complicado durante los próximos años revertir la tendencia”, sentencia.

¿Cuál es el remedio?

Ningún problema puede solucionarse con medidas de un solo tipo o que actúen sobre un solo ámbito. Tenemos que actuar sobre la infraestructura, que en España depende de los titulares de las vías, sobre el vehículo y desde la DGT necesitamos actuar sobre el motorista. Y sobre el resto de conductores, porque hay un tipo de siniestro a veces ligado a la invisibilidad [del motorista]. Por lo tanto, también hay que concienciar al conductor del turismo, del autobús o del camión sobre la vulnerabilidad de los motoristas.

Las medidas anunciadas afectan a los motoristas

Dentro de que el enfoque tiene que ser integral, nosotros primero vamos a actuar sobre la formación, potenciando aquellos aspectos donde creemos que podemos introducir mejoras. Tendremos nuevos cursos de conducción segura y eficiente bonificados con puntos, que podrá hacer cualquier motorista, y queremos también incidir en los motoristas que pierden el permiso haciendo cursos específicos para ellos. Tenemos [también como novedad] el curso obligatorio para el motorista que conduce la moto de 125cc con el permiso de B y, además, algún cambio en el curso del permiso A, para motos de mayor cilindrada. Entre otras cosas, queremos hacer obligatorio el airbag.

El curso para llevar motos de 125cc es la medida que más ha llamado la atención. ¿Tanto afecta a la siniestralidad que los conductores de coches lleven motos?

Los datos muestran que más de un 20% de los motoristas implicados en siniestros en carretera son conductores con el permiso B. Y en ciudad son casi el 50%. Tienen un peso importante.

Sin embargo, la mayoría de los siniestros en vías interurbanas ocurren con motos de gran cilindrada, ¿no?

El perfil es más o menos conocido. Más de 6 de cada 10 accidentes son con motos de más de 500 centímetros cúbicos. Este perfil es el mayoritario en carretera y es evidentemente uno sobre los que hay que actuar: moto grande, vehículo de cierta antigüedad y un conductor ya experimentado.

Los datos indican que el 46% de los accidentes ocurren por una salida de vía. ¿Se entiende que no hay ningún otro vehículo implicado?

En la gran mayoría de ellos, no. Hay un porcentaje muy pequeño donde puede haber habido un conflicto previo con otro vehículo, pero esto afecta a un número muy bajo. Son siniestros [en los que participa] solo el motorista.

¿Esto habla mal del colectivo?

No se puede generalizar. Muchos motoristas que sufren siniestros graves o mortales son veteranos, pero no podemos decir que haya una falta de percepción de los riesgos. Pero sí es cierto que tenemos que incidir en el mensaje de la vulnerabilidad y [recordar] las situaciones en las que se producen siniestros más graves: salidas de fin de semana y desplazamientos de ocio. La particularidad de la moto es que unas conductas de riesgo iguales a las del turismo producen un incremento de riesgo mayor.

¿Y cómo se puede corregir eso? 

Queremos potenciar la concienciación, desde luego, y trabajar también con el sector para ir de su mano y tratar de llegar juntos al motorista, hacer llegar estos mensajes básicos sobre los riesgos de usar el vehículo. Esta combinación de formación y concienciación nos debe permitir mejorar en el conocimiento del vehículo.

¿No cree que esa idea falla desde las autoescuelas? Algunas asociaciones de formadores piden eliminar los exámenes de tipo test para que la educación vial tenga más peso.

Estamos analizando alternativas que tenemos. Estamos de acuerdo en que el proceso de formación y de obtención del permiso, sobre todo la parte teórica, no debe ser una mera memorización de normas o reconocimiento de señales, se debe intentar transmitir los riesgos asociados a cada medio de desplazamiento, a cada tipo de vehículo, particularmente la moto, donde los riesgos son muy específicos.

Hablaba antes de exigir el uso del airbag para la obtención del permiso A. ¿Esta idea sigue ese camino?

Vamos a introducir el airbag obligatorio en los cursos para obtener el permiso A, el que habilita para conducir motos de cualquier cilindrada, y vamos a seguir trabajando en la importancia del uso del airbag. Será solo obligatorio para hacer el curso, pero, obviamente, será una forma de concienciar y de que todas las personas que luego van a conducir la moto hayan tenido un contacto directo con el airbag.

¿Y hay que defender al motorista de la propia carretera?

Por supuesto que hace falta una inversión suficiente en conservación, pero lo que nos ahora es buscar con los titulares de las vías soluciones específicas para la moto. Por ejemplo, se han hecho algunas experiencias piloto en España con marcas viales para ayudar a los motoristas a pasar curvas de especial riesgo. Creemos que es prometedor, pero estamos evaluando resultados.

¿Se puede hacer más esfuerzo también en la investigación de los siniestros?

Siempre se pueden tener más datos, pero de cada siniestro con víctimas se recogen decenas de variables de manera sistemática, con lo cual hay que reconocer el trabajo de la Guardia Civil y de las policías autonómicas. Aunque en las comunicaciones públicas nos referimos a un conjunto más pequeño de variables, se registran bastantes más. España es uno de los países que más información recoge.