El décimo álbum de estudio del grupo inglés de rock progresivo no tuvo mismo éxito comercial que los anteriores, pero es considerado como una de sus obras más brillantes. En el momento en el que se sentaron a preparar Animals, la banda estaba en la cúspide de su carrera y las expectativas puestas sobre Pink Floyd eran tan altas como las ventas que habían conseguido con The Dark Side of the Moon (1973) y Wish You Were Here (1975), sus dos anteriores discos. La década de los setenta era suya: habían conseguido, desde su debut en 1967 crear un sonido propio, arriesgado e imperecedero: una fórmula envidiable por todo aquel que quisiera ser una estrella del rock.
Sin embargo, como si se tratara de ese globo que vuela en la portada de Animals, la buena racha estaba a punto de explotar hacia su inevitable final. El ego de Roger Waters, en las nubes, lejos de aquella fábrica, empezaba a ser un problema imposible de salvar. Rick Wright, que acabaría siendo el primer damnificado por la situación, lo explicaba así: “Con Animals tuvimos que sudar tinta. No fue una grabación divertida, y es que por aquel entonces Roger comenzó a pensar que era el único escritor de la banda. Se creyó que era el único responsable de que el grupo siguiera adelante”.
Una crítica feroz sin soluciones
Pongámonos en contexto: la Inglaterra de 1976 era una época dominada por la industria, el altísimo desempleo y la violencia racista extrema. Fue en ese periodo cuando el punk comenzó a surgir como movimiento contestatario que buscaba ser la competencia al rock que imperaba en la sociedad y que protestaba por las condiciones políticas y sociales.
Animals está relacionado directamente con la fábula política de George Orwell, Rebelión en la Granja, en la que se identifican a los diferentes estratos sociales con la animalización. Roger Waters, que había tomado el control creativo del grupo para este álbum, componiendo la mayor parte de las canciones, clasifica a todos los seres humanos en tres clases distintas: los perros, representantes de la ley y empresarios; los cerdos, mandatarios y moralistas; y las ovejas, peones sin cerebro siguen ciegamente a los otros dos tipos de animales. La novela se enfoca en el comunismo, mientras que el álbum es una crítica directa a la sociedad de consumo. Algo que se ha criticado durante muchas décadas es que Pink Floyd ataca abiertamente al sistema, pero no ofrece ideas constructivas como posibles alternativas.
El tono del disco es oscuro, e incluso puede llegar a considerarse deprimente. Las canciones suenan opresivas y algo perturbadoras, con efectos sonoros que recuerdan a los animales protagonistas que se escuchan de vez en cuando entre la música. Animals, más que una evolución del sonido de Pink Floyd es un asentamiento definitivo de su rock progresivo, una consolidación de lo que ya habían hecho en The Dark Side of the Moon y que terminarían de rematar después en The Wall.
Roger Waters prueba el micrófono para cantar con el grupo Pink Floyd en 1980.
Una portada para la historia
Para la elaboración de la portada del disco, el grupo se puso a trabajar con la empresa que ya se encargó de sus anteriores trabajos, Hipgnosis. Sin embargo, y a pesar de los proyectos que estos ofrecieron, el concepto final fue una idea de Waters, que pasaba muy a menudo por la Battersea Power Station de Londres y vio en esta fábrica todo lo que quería transmitir con la imagen.
La compañía alemana Ballon Fabrik fue la encargada de la construcción de un globo de helio con forma de cerdo de unos nueve metros llamado Algie. Fue contratado un experto tirador listo para disparar si se escapaba, pero el animal terminó soltándose de las amarras y se escapó, aterrizando casualmente en una granja. Un avión de pasajeros avisó de haberlo visto, haciendo que todos los vuelos del Aeropuerto de Heathrow de Londres fueran retrasados. Una leyenda dice que, una vez que el avión aterrizó, al piloto se le hicieron pruebas para ver si se encontraba ebrio.
El disco llegó a vender más de cuatro millones de copias sólo en EEUU. Algie también pasó a formar parte de la iconografía de la banda en sus giras, que anunciaron en mismo día que sacaron el álbum, y aparecería en varias formas flotando por encima del público. Cuando Waters dejó la banda en 1985 y empezó a usar a un cerdo similar en sus directos como solista, el resto de miembros de la banda decidieron usar un cerdo con genitales como respuesta.
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